¿Cada cuánto te equivocas?

Por Rafael Bello - VP Innovación, Transformación y Experiencia Banesco Panamá

La semana pasada lancé una encuesta por Linkedin con la misma pregunta con la que titulo este artículo y 3 opciones de respuesta. La encuesta tuvo 219 votos y estos fueron los resultados:

 
Todos los días: 84%
No tan frecuentemente: 14%
Tengo rato sin equivocarme: 2%
 

 

Mi idea con esta encuesta era hacer un experimento muy sencillo sobre nuestra concepción del error y la capacidad que tenemos de aceptarlo como parte de nuestro día a día. Como ven, la gran mayoría asumió que cada día se equivocan, sin embargo, un 16% considera que nos es parte de su cotidianidad.

Desde mi punto de vista el error es un gran maestro y no solo eso, es también el motor que nos impulsa a mejorar constantemente. Quienes estamos liderando los esfuerzos de transformación en las organizaciones sabemos la importancia de promover una cultura donde el error (no la negligencia) no sea visto como un sacrilegio, de hecho, nos esforzamos en incentivar el uso de metodologías que nos permiten equivocarnos de manera rápida, fácil y menos costosa, porque entendemos que solo así aprendemos, ajustamos y triunfamos.

“I've failed over and over and over again in my life and that is why I succeed”. Michael Jordan

El error es también un recordatorio permanente de estar moviéndonos fuera de nuestra zona de confort. Cuando haces lo mismo todos los días, la probabilidad de error baja y empieza a tender a cero, pero en esa misma proporción tiende nuestro aprendizaje. Así que si no te estás equivocando, es porque estás haciendo lo mismo de siempre y en consecuencia no estás aprendiendo. Si me preguntan, no veo una peor forma de perder el tiempo que esa.

Recuerdo que cuando era niño (seguro muchos de ustedes también lo hacían) pegaba en la puerta del refrigerador las evaluaciones de la escuela en donde tenía la máxima calificación, era mi forma de mostrar mis logros a mis papás y tener "mi trofeo" por el esfuerzo que había hecho, pero aquellos exámenes donde la nota no era buena los guardaba para repasarlo a solas. Unos años más tarde aprendí que eso que hacía era el camino para reconciliarme con el error, de aquellos exámenes que pegué en la nevera no aprendí nada más porque había llegado al tope, sin embargo, de estos donde no salí "bien" aprendí infinito, porque me di el espacio para releerlos, plantear nuevas soluciones, investigar más a profundidad... por eso estoy convencido que el error es un gran maestro.

Mi invitación es a que te apropies de tus errores y le saques el máximo provecho posible, porque lo que sería infinitamente devastador es que te equivoques y decidas no aprender del error. A ese 84% de las personas que contestaron que se equivocan a diario, los felicito, porque seguramente están transitando el incómodo, pero satisfactorio camino del aprendizaje. Al 16% restante los invito a reflexionar si el lugar en el que están hoy les está permitiendo explotar al máximo lo que son capaces de hacer.

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