Cuando la empresa nos envió a todos a trabajar completamente en telepresencia debido a la pandemia pensé “¡Genial!, ahora podré compartir más tiempo con mi familia y no tendré que perder horas en llegar a la oficina”, por lo que empecé a organizar mi espacio en la casa para poder trabajar de manera remota lo más eficientemente.
Aproveché el estudio de la casa (el cual no había utilizado desde que nos mudamos, salvo para que mi hijo hiciera sus tareas), monté mi laptop, mudé mi silla ergonómica, y puse mis papeles en los gabinetes del mueble. Una vez organizada en mi nuevo puesto de trabajo me dije a mi misma: “¡Listo! Ahora voy a trabajar más cómodo para rendir mejor el tiempo”, pero dos meses después me hallaba trabajando desde las 7 de la mañana hasta bien entrada la noche; incluso mi esposo me lo llegó a reprochar, cuando una noche me dijo “ahora te vemos menos que cuando ibas a la oficina”.
Y es que llegué a ser víctima del principal pecado de la telepresencia: no saber distribuir mi tiempo. Estamos tan enfocados en las ventajas tecnológicas de la virtualidad, como el no tener que asistir a la oficina, o la posibilidad (al menos en mi caso) de no tener que cumplir horarios para atender mis pendientes, que nuestro cerebro se “activa” en el modo sobreproductivo.
Y es que, al no poder percibir esa barrera física que representa el estar en la oficina o en la casa, nuestro cerebro se puede decir que “pierde el control” de decidir cuando estamos trabajando y cuando estamos en casa descansando. Es por eso que debemos poder tener la motivación (y la fuerza de voluntad) de reprogramarnos, para poder hacer frente a este nuevo estilo de vida.
En mi caso, lo logré aplicando los siguientes consejos:
Planifica tu día
Si, lo sé, suena a libro de autoayuda, pero no hay nada más eficiente que organizar tu tiempo, para no depender luego del azar en tu día. En mi caso, fui hasta la papelería y me compré un pequeño planificador con imanes y muchos postits (de esos papelitos autoadesivos de colores), lo coloqué junto a mi computador y empecé a organizar mi día laboral. Esto me permitió dedicar el día única y exclusivamente a lo que me planeaba para ese día. Un buen consejo adicional (para no caer en las reprogramaciones de ultima hora) es el de planificarte semanalmente, dejando disponible la última hora o la última media hora de cada jornada para esos “por si acaso” que llegan vía telefónica o por correo.
Respeta tus comidas
Y no hablo solo a nivel de la alimentación, no hay mejor momento para compartir en familia que la mesa, aprovecha la oportunidad de estar en casa para sentarse juntos a la mesa, conversar de como va el día, incluso para esos pequeños chistes bobos que salen de cualquier conversación… Créeme, tu cuerpo y tu alma te lo agradecerán.
Las reuniones, al inicio o al final
No importa si es un daily scrum o una planificación de definición de proyectos, separa el tiempo para realizarlas al inicio o al final de tu jornada, así tendrás la cabeza tranquila y despejada para concentrarte en tus actividades del día a día. Además, al verse otros afectados por la planificación de las reuniones, estarás aportando a que tus compañeros y clientes también organicen su telepresencia… un grano de arena la vez.
Haz tus pausas activas
El hecho de estar todo el día en casa no quiere decir que te tengas que convertir en parte del mobiliario, programa (y cumple) tus pausas activas, levántate del computador, ve por un vaso de agua, abraza a tus hijos, besa a tu pareja, es una buena manera de mantener tu salud física y emocional, balanceando las cargas y recargando tus baterías a tiempo. Eso sí, lo recomendable son 5 minutos por cada 45 de actividad laboral, trata de no excederlas, para no afectar tu programación.
Cumple tu horario
Finalmente, si no es un cliente que viva en un país con distinto huso horario al tuyo, respeta el horario que has creado, y no hagas nada del trabajo fuera de tu horario programado. Así podrás tener el resto del día para compartir con tus seres queridos, hacer ejercicios (lo vas a necesitar esta pandemia) y disfrutar de tu hogar.
Estoy segura de que, si sigues estos consejos que me sirvieron a mí, podrás conseguir el balance ideal entre tu telepresencia y tu vida personal, logrando mejorar tu calidad de vida.
Y tú, ¿Ya lograste ese balance?
Karine Johana Soto Mantilla es COO
en LNC Producciones